Le creé un mundo, en mi universo aparte. Mi universo sólito, aparte de este mundo de mierda. A ella le escribí un volcán, siempre eyaculando, siempre sintiendo. Le escribí una ciudad, para su imaginación, para que sus ideas no se esfumaran entre la vía inlactea de mis sueños, para que con un para-rayos las contuviera y las desarrollara. Ella se inventó nieve para su mundo. Eso quería, nieve, y su mundo era frío como mi corazón una vez quiso ser. Inventó muchas cosas para su mundo, sí, cerdos rosados que bailaban, árboles frutales, glorietas y hombres saladitos. Pero no pude contener que me sentía inutíl como creador. -No era para tanto, como para que destruyeras lo que habias inventado.-. Pero siempre parada en sus ideales, y con un borrador gigantesco, deshizo sus creaciones, para que juntos las abonaramos de nuevo. ¿Por qué? Si es tu mundo no el mio. Bueno.Luego, me ayudó a devolver a la vida a un moribundo de mi existencia. Y bah, dejé que lo invocara ella y no yo, que soy tan descuidado que lo vuelvo a dejar morir, y que soy tan falto de imaginación como para crear un mundo, para vos y menos para mí... Bueno... *cof* ¡Ups! Si ya lo hice.
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