
Esperé meses en aquel kiosco para esto. Mañana será el momento sublime donde por fin haré mi mejor actuación: Cumpliré el rol de "
Argentina con división política".
Sí... Y todos estarán allí para verme. Yo representaré a todos las provincias. A todas, en mi pequeña superficie. La directora de teatro que acostumbra retarte por las mañanas será la que saque a relucir toda mi destreza en tan fino arte.
Y marcarás montañas inexistentes con una fibra ocre. Ilustrarás lagos que solo ves en tu mente, de color celeste. Celeste como el cielo. Justamente aquella parte del rol donde siempre fallo. Y bueno, todo actor tiene sus limitaciones y la mia son las dos dimensiones.
Te reirás de nombres como "
Río de los Patos" o "
Río de Janeiro", anteponiendo a cada rótulo el clásico "me" que otorga al chiste su consistencia. Y luego los escribirás con tu sentencia más importante: la lapicera azul.
¡Oh, la lapicera azul! ¡Sublime logro el que he obtenido! Me has considerado tan importante como para confiarme palabras que no se borraran jamás, que permanecerán en mí, al menos hasta el fin de mi existencia.
Ahora pasamos juntos las noches, y tu lees una y otra vez lo escrito en la eternidad. Yo te acompaño y te envio fuerza. ¡Fuerza! Para que demuestres a esos hombres que se creen adultos que vos también sos capaz de retener nombres en la infinidad de tu mente.
Volviste del examen. Tuviste que usar otro actor, pero no importa, no me pondré celoso (no de un novato que debe realizar una improvisación en plazos muy breves de tiempo, a espera de una calificación de la
Gran Directora de Actores)
Estás feliz. ¡Yo también estoy feliz! ¿Y ahora qué haremos juntos?
Ha pasado una semana de aquella evaluación. Han estrenado una nueva obra y otro actor ha ocupado el rol de
África.
Y bueno, el éxito es así. Viene y va.
Algún día vas a tener que repasar y yo volveré a ser importante, no como ese otro ajado.
(Igual no tengo nada con los negros, eh. No piensen cualquiera).
Etiquetas: Relatos
# Posteado por Morton 12:51 a. m.
